sábado, 10 de agosto de 2013

¡Carajo! ¡Se llevaron mi hamaca!

Hace un par de meses mi esposa y yo compramos una hamaca, la cual fue puesta en nuestro balcón desde que llegamos a nuestro apartamento, y en la cual solía tirarme cuando llegaba del trabajo, a botar un poco el golpe.

Desde que nos mudamos por aquí, han robado un par de veces en las calles de alrededor, robos menores: La ropa de un tendedero, una bicicleta amarrada, etc. Y luego se graduaron a mayores, robándose en cuestión de un par de semanas la goma de repuesto de mi jeepeta, las baterías y el inversor de mi edificio y las de un edificio cerca, para un total de 12 baterías y dos inversores, en tan solo 15 días.

Hagan esta suma, cada batería a 3,000 – 5,000 pesos, cada inversor, entre 7 y 8 mil... Así mismo, los “ladroncitos se llevaron en 7 días 52,000 pesos… tranquilamente el doble o triple de lo que gana cualquier recién graduado.

Y así llego a esta reflexión… con la falta de mi hamaca para pensarla. Es que ¿Qué carajo hace un ladroncito con mi jodida hamaca? No vale más que un par de pesos, no es algo raro, no es algo de mucho valor… es una hamaca nada mas, ¿Entonces para que robársela?

Y hablando con Margie, llegamos a la conclusión de que el que se la robo, se la jorobo solo por robársela, solamente por el hecho de que estaba en un balcón, y que él la quería. Y se la llevó.

¡Carajo! ¿Donde está la moral, la decencia y las buenas costumbres? ¿Ya llegamos al punto donde se roba por robar, porque me gusta eso, lo quiero y voy a tenerlo a como dé lugar? Que perdida esta nuestra sociedad, donde en horas de la mañana, en un barrio “bueno” se roban cosas tan solo porque me da la gana.

Además, que decir de la Policía… cuerpo que se supone debe prevenir el crimen y brindarnos seguridad. He visto los militares con armas largas andando por la ciudad como si estuviéramos en guerra, sin embargo no veo las patrullas preventivas cerca de mi casa, donde hace unas semanas asaltaron a una muchacha mordiéndola porque no quiso soltar la cartera, a las 4 de la tarde de un domingo.

¿Donde están los policías entrenados, cuyos sueldos tu y yo pagamos, protegiendo nuestras calles y asegurándome que cuando vengo de casa de un pana a las 12 de la noche, no me tengo que bajar del carro chivo, viendo para todos lados, por miedo a que un ladrón me asalte, o me mate pa quitarme mi teléfono o los 200 pesos que puedo tener en los bolsillos?

Coño, me voy más lejos, si a veces el miedo no es a los ladrones, sino a la misma policía, que esta tan corrupta que ya uno no sabe que es peor, y tiene que recurrir a contratarse a una compañía de seguridad, que te cobra un ojo de la cara (para no decir otra cosa) y aun así no me garantiza nada.

Yo nunca he sido partidario de irme de mi pedacito de tierra, pero carajo, si lo poco que uno tiene lo puede perder porque a algún azaroso se le ocurrió que simplemente porque le gusta mi hamaca se la puede llevar, ¿qué será lo próximo?

¿Comprarse un arma de fuego? ¿Mudarse a una comunidad cerrada? ¿En que terminaremos? Teniendo un pequeño ejército personal, para que lo defiendan, o rogándole a Dios que lo proteja de todo mal.

Yo estoy jarto, jarto de esta delincuencia, de la impunidad, de trabajar como animales para poder hacer y tener lo poquito que uno logra, y que venga un pendejo a llevárselo porque le dio la gana. A no poder vivir sin miedo de caminar a cualquier hora de la noche, sin miedo a que algún azaroso venga a querer puyar a uno y llevarle un blackberry y 300 pesos. Yo toi coño jarto de que uno no pueda poner nada en su balcón, porque puede venir un hijuesumadre y decidir que le gusta lo mío, y llevárselo. Toi jarto del miedo, de la paranoia, de la desesperanza.

Y sí, estoy muy incojonado, ¡pues se llevaron mi jodida hamaca!

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